Conectar con nuestros hijos a través de una comunicación efectiva es fundamental para su desarrollo emocional. A continuación, presentamos un enfoque que puede ayudarnos a comunicarnos con los niños durante momentos difíciles, potencialmente reduciendo rabietas mientras mantenemos la conexión emocional, sin necesidad de gritar.
Un modelo de comunicación basado en la conexión
Este modelo de comunicación consta de cuatro pasos importantes, aunque en algunas situaciones los pasos primero y último pueden ser suficientes dependiendo del contexto, la edad del niño y sus necesidades individuales. Es recomendable practicarlo diariamente en diversos diálogos, tanto en momentos de calma como durante situaciones de alteración emocional.
La importancia de hablar en primera persona
Comunicarse desde el "yo" contribuye al proceso de separación-individuación, un concepto desarrollado por la psicoanalista Margaret Mahler que describe las etapas por las que un niño desarrolla gradualmente su identidad independiente mientras mantiene conexión con sus cuidadores. Este proceso facilita:
- Que el niño pueda desarrollar su propia identidad mientras mantiene una conexión saludable con sus padres
- Que perciba a sus seres queridos como personas completas con sus propias emociones y necesidades, no solo como funciones (conductor, limpiador, profesor)
- El desarrollo de habilidades sociales y componentes de la inteligencia emocional, como reconocer que otras personas tienen emociones, pensamientos e intenciones propias que pueden diferir de las suyas
Los cuatro pasos del modelo de comunicación
Para implementar esta técnica de manera efectiva, es importante seguir estos pasos:
1. Expresar hechos observables
Comience describiendo lo que percibe objetivamente a través de sus sentidos: lo que ve, oye o nota en el momento presente. Puede describir objetos en el entorno real, hacia dónde está dirigida la atención del niño, o simplemente establecer sintonía describiendo el espacio compartido. Por ejemplo: "Veo que has dejado tus juguetes en el suelo del pasillo".
2. Compartir pensamientos
Exprese lo que piensa al respecto, modelando cómo articular reflexiones de manera clara y respetuosa. Por ejemplo: "Pienso que alguien podría tropezar con ellos".
3. Comunicar emociones
Nombre sus sentimientos con palabras precisas, ayudando al niño a desarrollar vocabulario emocional. Por ejemplo: "Me siento preocupada cuando veo objetos en el pasillo".
4. Expresar intención y plan
Finalmente, comparta lo que realmente quiere y proponga un plan de acción claro. Puede incluir dos escenarios posibles: qué ocurrirá si se sigue el plan (consecuencia positiva) o si no se implementa (consecuencia natural). Por ejemplo: "Me gustaría que guardemos estos juguetes juntos. Si lo hacemos ahora, después podremos leer tu libro favorito. Si decidimos no hacerlo, alguien podría lastimarse o los juguetes podrían romperse".
Adaptaciones según la edad y el contexto
Es importante adaptar este enfoque según la edad del niño:
- Con niños pequeños (2-4 años): Use lenguaje simple, frases cortas y apoye con gestos
- Con niños en edad escolar: Profundice más en explicaciones y razones
- Con preadolescentes y adolescentes: Incluya más matices en la conversación y esté abierto a escuchar su perspectiva
Recuerde que no existe un enfoque único para todos los niños o situaciones. Estas técnicas de comunicación son herramientas que funcionan mejor cuando se adaptan a las necesidades individuales de su hijo y al contexto específico. En casos de dificultades persistentes de comportamiento, puede ser beneficioso consultar con un profesional de salud mental infantil.